El signo distintivo de una empresa, de un producto o servicio representa su identidad de cara al resto del mercado y transmite al público sus valores y su carácter.
Por eso, esta determinación no resulta, en ocasiones, nada banal. Algunos colores identifican por si mismos a una marca y a su titular.
De forma que el consumidor identifica fácilmente una imagen con una marca, sin necesidad de prestar excesiva atención a la denominación contenida.
Sin embargo, en otras ocasiones en las que el signo distintivo cuenta con una menor implantación, lo que significa que no se encuentra todavía consolidado en la mente del consumidor, las tonalidades corporativas se someten a revisiones dependiendo de la aceptación del público.
En estos casos, es aconsejable depositar la marca o nombre comercial sin reivindicar colores, de forma que se protege toda la gama de pigmentaciones que a lo largo de la vigencia del expediente pueda sufrir el distintivo, sin necesidad de volver a registrar otro.
A expensas de que cada caso debe ser valorado individualmente,lo recomendable es :
- Cuando esté claro que los colores vayan a perdurar en el tiempo (el titular debe tener en cuenta que los registros subsisten mínimo 10 años) se registre en color, mientras que,
- Si el signo se encuentra sometido todavía a la evaluación del mercado, opte por dejarla blanco y negro sin reivindicar colores.
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